Para todos las generaciones de primos que por culpa de la criminalidad y el deterioro cultural que vivimos en nuestros tiempos no pudieron disfrutar de estas maravillosas costumbres.
Por: Somarie Quijano
Eran las navidades del 2008 y recuerdo que para esos días mi casa de campo en mi natal Camuy ya estaba terminada. “Hay que hacer una fiesta con un lechón a la varita para inaugurarla”, dijo entonces mi papá, que era un organizador de fiestas innato. Y lo complacimos. Creo que hicimos la mejor fiesta en mucho tiempo. Recuerdo que se prolongó desde media mañana hasta la noche. Realmente la disfrutamos como si fuera la última. Y fue la última. Al menos para él.
Tengo unas memorias extraordinarias de las navidades de mi infancia camuyana. La temporada comenzaba con la limpieza de las ventanas. Hasta que esta labor no se realizaba mami no armaba el espectacular árbol plateado, que había comprado en Woolworth. Nunca he visto uno parecido en toda mi vida. Por su parte, Papi tenía un cierto ritual para Nochebuena y Despedida de año. Recuerdo que temprano en la noche se vestía con ropa nueva y se perfumaba bien. Preparaba un trago y se sentaba solo en la sala junto al tocadiscos para escuchar y bailar los clásicos navideños. Mientras, en la cocina se escuchaba el crujir de las “tripitas” hasta quedar bien tostaditas.
En ese viejo tocadiscos, que iba de pared a pared, escuché las interpretaciones originales de La juma, La Aspirina que cura el dolor, El jolgorio y El fua. No puedo olvidar las carátulas de sus viejos discos, especialmente el de Willie Colón y Héctor Lavoe. Todo esto ocurría mientras mis hermanos y yo nos preparábamos. Mami se hacia el tisin en el pelo que luego sellaba con Beauty Lac. Era una combinación de emociones y olores que para mí eran típicos en esas festividades.
Era la antesala a una larga noche de “asaltos” –todos sin avisar- que comenzaba en la casa de mi tía Carmen Ana y se extendía hasta altas horas de la madrugada en alguna casa amiga donde nos esperaban con un buen asopao. Grandes y chicos formábamos parte de la agrupación que mi tía había creado: Los sapos del caño. Así los pequeños Quijanos aprendimos a parrandear y a fiestar.
Aunque confieso que esa noche me invadía cierta preocupación y ansiedad ante la posibilidad de que Santa Clause llegara y nosotros estuviéramos parrandeando. Siempre mami calmaba mi ansiedad diciendo que él sabía lo que tenía que hacer. Ciertamente sabia, porque aun hoy me pregunto cómo “diablos” entró aquella mesa de ping pong en la sala sin hacer un solo ruido que lo delatara. A pesar de que era una niña, irónicamente recuerdo más el compartir con mi familia que los regalos que me hicieron ,con excepción de mi querida Baby alive, claro!.
El día preferido para papi era la Despedida de Año. Era un fanático de los petardos. Temprano en el día recorría la Calle abajo (sector en Camuy) buscando los explosivos para en la noche dar rienda suelta al festival de pirotecnia. Los explotaba solos o en ristra. Era el héroe entre mis primos. Luego cuando ellos crecieron comenzaron a hacerle la competencia. Pero nunca podían ganarle porque sus rostros no reflejaban aquel disfrute y picardía que reflejaba papi cuando encendía un petardo.
Mi papa, Chebito Quijano, adoraba la época navideña y la disfrutaba mucho junto a su familia.
El día de año nuevo era más sosegado. Con mi familia Borges disfrutábamos de un festival gastronómico. Las morcillas de sangre de Tio Laury, el arroz con dulce de Tití Mencha, el majarete de Tití Margarita, el cuajo y el tembleque de Titi Carmín y los buñuelos de mami, manjares inolvidables que nos permitieron a los más pequeños degustar nuestras tradiciones.
Estoy consciente que muchas de estas costumbres están olvidadas, prohibidas o por seguridad no se llevan a cabo. Por eso considero que nací en una época privilegiada con una familia que supo mantener y transmitir las tradiciones puertorriqueñas. Que disfruté sanamente la verdadera navidad en familia. Que agradezco a mis padres sus rituales, sus costumbres y su ánimo para tomar tres niños y llevárselos de parranda durante toda la noche. No podemos dar hacia atrás el tiempo, pero sí podemos traerlo al presente. Felicidades a todos!!!